Hoy visitando el mercado Galerías Modoernas en Córdoba he visto una de las acuarelas de Rafael Obrero en la que se reproducía un pescado en una bolsa de tela y le he preguntado si conocía la técnica del gyotaku 魚拓. Se trata de un método antiguo tradicional que usaban los pescadores para registrar sus mejores capturas pero con el tiempo se convirtió en una forma de arte, y así es como llega a nuestros días.
El gyotaku, palabra que incluye el término pez y frotar, hoy día suele usar pigmentos naturales o tinta comestible para aplicarla directamente sobre el pescado por ambos lados. El pez se coloca dentro de una hoja doblada o entre dos hojas de papel y cuando se frota la mano contra el papel queda impresa la imagen del pez. Al resultado original que se suele hacer en negro, a menudo el artista aplica otros colores y también es común hacer varias impresiones dando cada vez un color diferente.
Es como la huella dactilar del pez. El resultado es una pieza única que se queda con parte del espíritu del pez. Por el realismo del resultado podría decirse que casi se le devuelve la vida a la captura. De hecho, se le dotaba de cierta connotación espiritual a la tinta que se utilizaba, pues se le atribuían propiedades mágicas para captar el alma de lo que representaba.
Puede, que algún día me anime a hacer gyotaku, puede.