Visitar sin volverse loca una ciudad como Tokio es muy complicado pero había que hacer un esfuerzo por no abrumar el tercer día a mi acompañante e intentar ser buena guía. Aunque cueste trabajo contenerse sienta bien dejar días en los que acabes la jornada sin desear que te recojan con cucharilla.
El tercer día en Tokio nos dirigimos primero a la búsqueda y captura de una Figura de Ryuk, el shinigami del manga-anime-películas Death Note. Aprovechando el encargo, visitamos Akiba (Akihabara, 秋葉原, el “campo de hojas de otoño”) y peinamos todas las tiendas de comics, Figuras y freakadas varias intentando encontrar el muñeco. Esta zona es conocida por albergar la Akihabara Electric Town, una zona comercial especializada en electrónica, anime, videojuegos y fetiches otaku a gogo.
Las maquinitas nuevas se suelen encontrar en la calle principal, Chūōdōri, mientras en que en las calles de detrás como Soto Kanda Itchōme se pueden encontrar gangas de segunda mano. Si bien es cierto que incluso en los grandes almacenes más populares como pueden ser Yodobashi Camera o Bic Camera, también hay que estar alerta (aquellos que busquen sólo productos nuevos) de las supergangas que resultan ser artículos de segunda mano pero nadie lo diría por el buenísimo estado de conservación en que se encuentran.
Akihabara se encontraba antiguamente a las afueras de una de las puertas del viejo Edo (Sujikai-gomon), que dirigía del interior de Edo a las regiones norte y noroeste. Lo que recuerda ese lugar es el puente Mansei Bashi, que se ve desde la estación de JR.
Por mucho que me guste Death Note, y por mucho que quisiera cumplir la misión asignada de llevar el encargo, la cosa no estaba fácil. La serie de hecho no es muy nueva y ya hay una infinidad de figuras de otros personajes mucho más actuales. Aún así algo encontré pero no del shinigami sino de uno de los “niños prodigio” que aparecen, el tal “Near” en versión “Andoroido”, una reinterpretación de los personajes que se encuentran pero en modo cabezón y que en algunos casos permite personalizar las expresiones del personaje cambiando la cabeza, el pelo etc.
Incluso en el barrio de la tecnología no se pierde el tono tradicional y como en este restaurante especializado en onigiris y omusubis (que no están envueltos totalmente en alga), ambos triángulos de arroz. La decoración del interior utilizaba espigas de arroz y tapaderas hechas de hojas de bambú de los envases de almacenaje tradicionales colgadas en las paredes.
Con fuerzas renovadas, y haciendo tiempo para poder ver el atardecer desde la bahía, nos dirigimos primero a Shimbashi y allí cogimos el monorail (Yurikamome Line) hasta Odaiba. Odaiba es una isla artificial que se erige al otro lado del Rainbow Bridge, algo que recuerda un poco al puente de San Francisco, salvando las distancias y en color blanco. El monorrail se abre camino entre los rascacielos de Shimbashi y Shiodome y sale al mar cruzando por debajo de la carretera del puente. A los muy aprensivos les recomiendo no mirar hacia abajo, pues se puede ver el agua de la bahía entre las vías del monorrail.
En los alrededores de la parada Odaiba u Odaiba-kaihinkôen se encuentra un complejo de ocio, que cuenta con un centro comercial, con cines, el museo de tecnología Sony Explora Science, un Madame Tussauds japonés. Y al otro lado de la calle está el edificio de Fuji TV, que también se puede visitar y subir a su mirador, seguro que os suena su icónica bola gris entre dos torres.
Atardece, atardece y empieza el espectáculo de luces de la ciudad. ¡Como cambian las ciudades de noche!
Y de vuelta, desde Shiodome se puede caminar hasta Ginza (ahora zona de lujo, antiguamente una ciénaga, es curioso porque ha crecido como las flores de loto, del lodo), y al teatro de Kabuki, recién remodelado, y al que le han colocado una macro-torre de 29 pisos detrás que forma parte del nuevo “complejo”.
Buen sitio para cenar, pues si cruzas la calle a la altura del teatro y callejeas por detrás puedes encontrar muchos restaurantes de sushi, entre ellos los hay hasta especializados en fugu (pez globo), con producto de primerísima calidad ya que están a un tiro de piedra del mercado de Tsukiji.
El sushi especial del viaje fué aquí, en la sushiya que frecuentaba cuando vivía en Tokio cuando quería algo un poco más especial o de más calidad. El sake especial del viaje, llegaría más tarde.
Oyasuminasai …