Mis escultores, artistas, arquitectos favoritos van saliendo al paso conforme busco cosas nuevas en exposiciones, libros o textos. Hace unos días visité la exposición “Variaciones sobre el jardín japonés” en La Casa Encendida en Madrid y que hacía girar una serie de obras en torno a la figura del paisajista Mirei Shigemori 重森三玲 (1896-1975).
Shigemori estudió en su juventud ceremonia del té, arreglo floral y pintura a tinta. Al entrar en la Escuela de Bellas Artes de Tokio en 1917, además de seguir con lo anterior aprendería pintura japonesa, sintoísmo, budismo e ideas cosmológicas de taoísmo para aplicar a su trabajo.
Para mí lo más interesante de él es su trabajo con las teorías de lo “moderno primitivo” exploradas por artistas y arquitectos como Isamu Noguchi o Kenzo Tange, a los cuales en algún momento criticó a raíz de sus trabajos con jardines los cuales consideraba imitaciones occidentales creativamente estériles.
En la exposición me llamaron mucho la atención los planos de jardines. En especial los de un libro en el que documentaba los jardines a lo largo de todo Japón con dibujos y planos de su estado en ese momento.
Ese trabajo tan minucioso surgió de un tifón, el tifón Muroto que alcanzó Kioto en 1934 destruyendo gran parte de los jardines históricos de la ciudad. En ese momento él se sintió tan impresionado que acudió al Ministerio de Educación, Ciencia y Cultura para pedirles apoyo en la realización de una guía de los jardines históricos del país. No consiguió apoyo y viendo que no se movía nada, en 1935 decidió acometer el proyecto el mismo. Visitó unos 250 jardines de todo Japón, los fotografió, examinó, los dibujó y revisó la documentación histórica con la que contaban. Después de ello si hubiera venido otro tifón ya podrían haberlos restaurado en el estado en el que Shigemori los registró.