Como cambia la percepción del espacio después de una temporada en Japón. Así cuando en España ves como la gente se queja cuando empieza a entrar gente en un autobús urbano, una se queda perpleja ante tal falta de consideración con el espacio cuando todavía cabrían dos equipos de fútbol con reservas, entrenadores y toda la equipación completa en el sitio que queda si la gente se organiza. O cuando ves que no se suben al ascensor porque ya hay dentro 3 o 4 cuando aún se podría cargar con el doble del peso sin que se cayera el invento.
Y así se da cuenta uno como hay gente que tiene una habilidad especial para aprovechar hasta el último centímetro de lugar para cualquier cosa, sea en casa o sea para los negocios. En una esquina (literal) de máximo 6 metros cuadrados te encuentras un negocio de ramen con 6 u 8 bancos, cocina y todo incluido.
O en una minifurgoneta habilitada para ese motivo se saca parte de la mercancía de esta floristería: Hanamidori, que está al lado de mi nuevo (y si todo va bien) último hogar en Tokyo, en Nishi-shinjuku-go chome, antes de que empiece mis viaje hacia el sur.
Es cierto que cuando uno tiene que encontrar un sitio para vivir aquí, viniendo de España puede resultar deprimente. Para hacerlo más gráfico imaginémonos 6.000 personas en un km2, y ahora imaginemos unos 800 de Madrid o 58 en Córdoba … creo que se hace uno una idea. Salvando este pequeño punto de agobio, no deja de sorprender la capacidad para sacar lo mejor de los sitios y para darles vida y darles su alma.
En un cuadradito de nada encuentras la entrada de una casa, y en parte de ese cuadradito un árbol que pone su nota de naturaleza en una urbe como Tokyo.
Esa capacidad para darle vida a los sitios, puede tener que ver algo con la creencia sintoísta de que los dioses pueden encontrarse en la naturaleza, así pueden habitar en un árbol, en un río … cuidando de esas figuras donde habitan los dioses o kamis ellos podrán protegernos. ¿Será por eso que se puede percibir tan a menudo el cuidado con el que se colocan y se tratan esos objetos, plantas, figuras que forman parte del paisaje amontonado? Podría ser, y es que quizá en ellos haya un kami.
Es fascinante y además me suena un montón al libro que estoy leyendo, tu tenías que escribir otro. A mi me esta gustando un montón, recordando mi viaje allí. También me siento como si estuviese mas cerca de tí, jejeje
Si es que madre no hay más que una. Gracias Cati Gómez!!! 😉