O-Bon y la familia Takahashi

Padre e hijo, al fondo el Tokonoma y Butsudan

Este fin de semana lo he pasado en Kioto, en casa de mi amigo Kosuke Takahashi. La historia de esta amistad se remonta al otoño de 2005, y en mi primer viaje a esa impresionante ciudad junto con Ruth y Alex. A causa de un retraso enorme de nuestro autobús Ruth y yo nos quedamos literalmente en la calle ya que nuestro albergue no aceptaba huéspedes, ni con reserva, a partir de ciertas horas. Así, Kosuke (por aquel entonces solo amigo de Alex) nos ofreció su casa para pasar el fin de semana entero.

Desde ese momento cada visita a Kioto ha ido acompañada de cenas familiares, con la familia Takahashi pero también con las nuestras: madres, hermanas, primos de unos y otros hemos cenado juntos y nos hemos despedido juntos a lo largo de estos años en diferentes ocasiones.

Con Kosuke en Ryoanji

La relación ha sido muy especial, a parte de con Kosuke, con su madre y especialmente con su vecina maestra del té, quien esa primera vez nos preparó una ceremonia improvisada y esta vez me ha regalado un Chasen (la escobita de bambú), papel para ofrecer y colocar los dulces típicos en la ceremonia y una latita de té. ¡Gracias Tonari no hito (vecina)!

Así, aún conociendo que estas fechas son cercanas a O-Bon (15 de agosto, mi cumple por cierto) e iba a sufrir altos precios en transporte, aglomeraciones, atascos, retrasos… no podía dejar pasar la oportunidad de visitarles estando en Japón. Conclusión, un billete de ida y vuelta en autobús nocturno, 8 horitas para ir la madrugada del viernes-sábado y otras tantas para volver en la madrugada del domingo al lunes. Tipo de autobús: el normal, desafortunadamente nada de asientos con capucha para que no te molesten, pantalla, reposapiés ni nada por el estilo (cosa que por el contrario es común aquí si así lo reservas).

O-Bon es una festividad de carácter budista en la que las personas rezan por el espíritu de los que ya no están en este mundo. También se visitan y limpian las tumbas. Estos días millones de personas se desplazan hacia sus ciudades de origen por este motivo. Alrededor del 15 de agosto es común tener vacaciones. La importancia de la fiesta justifica la existencia de un baile especial para esta festividad, el llamado Bon-Odori.

En la familia de Kosuke decidieron reunirse el sábado en casa de su abuela para honrar el espíritu de su abuelo materno, y yo, invitada a la reunión no pude más que alegrarme de poder vivir esa experiencia familiar tan íntima. De hecho, aunque ir a Kyoto y no visitar templos o sitios históricos es impensable, debo decir que esta cena ha sido lo mejor del fin de semana.

Cena por O-Bon

Familia

El ambiente festivo incluía un par de mesas de buena comida, cerveza, licores japoneses, buena conversación y muchas risas. Para despedirse, un rato breve de oración frente al Butsudan, este mueble que se ve al fondo, altar para los difuntos. El rito, que dada la libertad  y combinaciones de culto de país intuyo puede variar de unas personas a otras, consistió en este caso en arrodillarse frente al Butsudan, tocar con un palo de madera un cuenco metálico que resuena, juntar tus manos y rezar.

Rezando frente al Butsudan

 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: