Sin saber cómo, mientras escribía el post sobre la danza butoh, me topé con un personaje japonés que me fascinó. Ella es Yokohama Mary, y en 2006, estando aún yo viviendo en Japón, Nagayuki Takamura estrenaba un documental sobre esta figura misteriosa, fascinante y en algún punto trágica de las calles de Yokohama.
El rostro siempre pintado de blanco como un actor de kabuki o de butoh, labios rojos, ropa con un cierto aire aristocrático y zapatos de tacón. Un personaje que podría ser mitológico, un fantasma, un espíritu que captura el tiempo. A lo largo de los años, haciéndose ver por las calles de Yokohama acabó convirtiéndose en una leyenda urbana, muchos la veían, tenía sus amistades pero pocos realmente sabían algo sobre ella. Se podría decir que era tan propia a Yokohama como Hachiko lo es a Shibuya. De ahí que cuando desapareció muchos se preguntaran qué había pasado, dónde se había ido Mary.
Sobre ella se decían muchas cosas, que no era una sin techo y que vivía en el caro barrio de Yamate, que una vez salió en la portada de la revista Life, incluso que era descendiente de la familia imperial, por lo que algunos la llamaban “Su Majestad”. Pero lo más asumido era que Mary era una superviviente de la segunda guerra mundial y que pertenecía a las llamadas pan-pan girls パンパンガールo prostitutas de la calle al servicio de la los soldados norteamericanos en la posguerra. Seguramente Mary también tuvo a su soldado y es probable que esperase su vuelta cerca del puerto antes de convertirse en una figura errante de la calle.
Yokohama siempre ha sido importante como puerto, pero además como base del ejército norteamericano se desarrolló como foco de prostitución y lugar de esparcimiento. El director del documental y autor del libro Yokohama Mary, Nagayuki Takamura, detalla en éste como eran las chabuya, lugares específicos para hombres extranjeros que hacían de bar, cabaret, salón de baile y prostíbulo. Tras la guerra, se organizaron de forma gubernamental una red de burdeles a lo largo de Japón dedicados a las fuerzas de ocupación, con el objetivo entre otros de proteger de ese modo al resto de mujeres del país de violaciones y violencia sexual. Era la Recreation and Amusement Association (RAA). Para trabajar en estos lugares se reclutaron alrededor de 50.000 mujeres. Pero no todos los miembros de la ocupación simpatizaban con este método de relajación de las tropas. De ahí que tras diferentes quejas e informes sobre las prácticas y el efecto que ello tenía en relación a las enfermedades venéreas asociadas, el general MacArthur, como líder de la ocupación, avergonzado por la situación, eliminaría los burdeles organizados por contravenir los ideales de una democracia. Todas estas mujeres se vieron abocadas al desempleo y de ahí surgirían las llamadas pan-pan girls, que llenarían las calles después de que la RAA cerrase en 1946. Nakamura cuenta que se decía que Mary trabajaba en un local de la RAA en Kobe antes de mudarse a la prefectura de Kanagawa.
Mary tenía amigos, como el cantante de cabaret Ganjiro Nagato (nacido en Taiwán y con experiencia también como prostituto). La conoció ofreciéndole una entrada a su propio espectáculo en la puerta del teatro, al final de la actuación Mary se acercaría al escenario para darle un regalo, y comenzaron así su amistad. Emiko Fukunaga, trabajadora de la tienda de cosmética Yanagiya le ofreción polvos blancos sin base de aceite para que pudiera quitárselo fácilmente con agua. Kimiko Yamazaki, que gestionaba una lavandería llamada Hakushinsha junto a su marido, la dejaba guardar allí su ropa y cambiarse. La peluquera Tatsu Yuda le arreglaba a veces el pelo. Se dice que siempre lo agradecía, con un pequeño regalo o una carta manuscrita firmada con su alias “Yukiko Nishioka”.
Mary era vista en los edificios de GM en Isezakicho, ganándose algunas monedas por ayudar a algunos viandantes, sentada en un banco, durmiendo sentada sobre su silla o en un pasillo del edificio. La gente la conocía bien, una superviviente de la guerra y un personaje de la calle que hacía parte del paisaje con mucha dignidad. A otros les resultaba molesta su presencia, pero estaba claro que ella era Yokohama Mary y formaba parte de la ciudad.
En 1995 Mary desaparece, dejó Yokohama y su paradero fue tan misterioso como su propia vida. El director la encontraría finalmente en una residencia de ancianos, viviendo bajo su nombre real. Ninguna de las dos informaciones se revelan. El maquillaje blanco también, igual que su alias habían desaparecido. Murió en 2005, a los 83 años. En las últimas imágenes que se ven de Mary aparece feliz escuchando cantar My Way de Sinatra a su amigo Nagato, diagnosticado con cáncer terminal y actuando por última vez para ella.
Hubiera sido tarde, pues ya había muerto, pero me hubiera gustado haber visto en persona a Mary en Yokohama.
Créditos:
Las fotografías usadas son del fotógrafo Hideo Mori, que fotografió a Mary durante años.
Esta información se puede ampliar en el artículo ‘Yokohama Mary’: Looking back at the life of one of the city’s most mysterious figures, de diciembre de 2017 en el Japan Times.