Últimamente me ha dado por reflexionar porqué llegando este tiempo, casi da igual el país, la región o el pueblo, la gente sale a la calle y celebra algo.
Cada uno celebra lo que puede, por supuesto.
En Japón empiezan por estas fechas, incluso un poquito antes, las predicciones del estado del sakura 桜 (flor del cerezo) y la gente a prepararse para hacer sus picnics-hanami-花見-botellón debajo de los cerezos y los ciruelos.
En España los capillitas y no capillitas pero amantes de la calle, el bullicio y las torrijas salen a la calle para no volver a casa hasta que el cuerpo ya no aguanta más. Y en todo eso yo me pregunto, ¿tendrá esto algo en común?
Pues parece que sí.
La tradición japonesa de disfrutar de la belleza de las flores suele practicarse desde más o menos finales de marzo hasta principios de mayo. Digamos que debido a la longitud del país la floración va avanzando de sur a norte empezando por Okinawa y acabando por Hokaido. La predicción de floración la da la oficina de climatología: el frente del sakura o sakura-zensen 桜前線.
Así se puede planear dónde ir para aprovechar el mejor momento de los árboles y que a ser posible estén «mansaku» 満咲, completamente abiertas, florecidos hasta más no poder. He de hacer un inciso para decir que esa palabra me encanta porque me recuerda a manzoku 満足, satisfacción.
Cuentan las malas lenguas 🙂 que en Japón la primera referencia a la palabra hanami aparece en la famosa historia Genji Monogatari, o cuentos de Genji, donde el susodicho contaba sus múltiples triunfos y aventuras varias con las mujeres. No eran cerezos lo que contemplaba pero la idea era la misma, el hanami, la fiesta de las flores. Eso era la época Heian.
¿Pero de donde viene? El origen de la fiesta es humilde, y aunque luego fuera adoptado por la élites, el sakura servía para bendecir la cosecha del año y también para anunciar la temporada de plantar el arroz. Resumiendo, celebraba la primavera. La gente, bajo la creencia de que los dioses-kami-かみ, habitaban en los árboles, en los cerezos, hacían ofrendas y eran partícipes de esa ofrenda con el sake. Después vendrían emperadores y samurais pero el origen es campesino y está en la azada y no en la espada.
La parte lúdico-festiva del tema se ilustra en el refrán que dice 花より団子-hanayoridango, o lo que es lo mismo «más que flores, dulcecitos». Se entiende el mensaje oculto ¿verdad? La gente suele estar más interesada en tomarse sus copitas y comer con los amigos que en las flores, en comer dango, beber sake y acabar todo lo contentillo que uno puede.
También se disfruta de noche, y en ese caso se le llama yozakura 夜桜.
En España, y más bien en Andalucía, esta época está marcada por la Semana Santa en una forma en la que se mezcla, como en pocas ocasiones, lo pagano y lo religioso.
Aunque ya se menciona esta celebración en la Biblia, hay otras muchas manifestaciones anteriores de ceremonias parecidas y también relacionadas con la cosecha y con la llegada de la primavera. En la Pascua Judía uno de los rituales de esa pascua ofrecía en sacrificio una ofrenda de granos que representaban los primeros frutos de la cosecha.
De hecho los judíos lo llamaban la Fiesta de la Cosecha. Era la celebración del comienzo de las primeras semanas de cosecha. En Palestina había dos cosechas al año. La más temprana llegaba durante los meses de mayo y junio y la segunda cosecha en otoño. Pentecostés era entonces la celebración del comienzo de la primera cosecha del trigo.
Para mí la Semana Santa abre la estación del año más explosiva.
De repente las calles en Córdoba (y en otras ciudades andaluzas como Málaga y Sevilla, al menos) huelen a azahar.
Los naranjos florecen y le dan un aroma que casi emborracha a toda la ciudad. El colocón es tremendo. De las pocas cosas por las que he sentido nostalgia estando fuera, ha sido por mono del olor a azahar en esta época.
Y entonces empieza a mezclarse el olor del azahar con el del incienso.
Lástima que aún aquí no nos hayamos dado cuenta de lo divertido que podría ser contemplar las flores del naranjo mientras comemos y bebemos con nuestros colegas. Habrá que empezar por pedir que vuelvan a permitir el botellón para que en las ciudades con naranjos se pueda tener el Supein no Hanami (el hanami español).
Yo propongo el Patio de los Naranjos de la Mezquita de Córdoba para empezar.