Decir Hakata puede significar muchas cosas pero la primera es «ramen» y en particular «tonkotsu ramen» (o ramen en base a hueso de cerdo). Cuna también del popular «Ippudo«, cadena de ramen que desembarcó hace algunos años en EEUU y causó furor. En restaurantes, bares de ramen o en yatais (puestos callejeros) no probarlo sería un pecado capital cuanto menos.
Pero también es conocida por muchas otras delicadezas únicas o especialmente exquisitas en esta ciudad. Así que como no, viajando con japoneses, me veía obligada a experimentar una ceremonia de iniciación en «todas» las especialidades de la ciudad. Aunque ello supusiese cenar dos veces seguidas.
El plato más esperado sin duda era el Motsunabe (o guiso de vísceras y tripas de cerdo o de ternera). Aunque pueda parecer algo a lo que temerle la verdad es que como se cocina en agua hirviendo a la que previamente se le ha ido añadiendo verdura y otros ingredientes que dejan sabor pero no añaden demasiada grasa, al final se trata de un plato relativamente ligero y reconozcámoslo, exquisito.
Mientras se hace y no se hace el motsunabe se pueden ir probando otra clase de platos y abrir apetito.
Por ejemplo mentaiko, o huevas de abadejo.
O un poquito de sashimi.
Y por fin el motsunabe.
Para sorpresa de Yoko y mía de repente se apagaron las luces y entró una camarera con una tarta personalizada con sirope para felicitarnos por nuestros respectivos cumpleaños (7 de julio y 15 de agosto). Nuestras amigas habían orquestado la operación con el restaurante y tuvimos nuestra celebración allí mismo.
Cuando pensaba que la muestra gastronómica había acabado, ya que nos habíamos comido el postre. Me parece oír a alguien decir «mada ikeru yo!» (yo todavía puedo seguir). Increíble pero cierto, empezaron a planear el sitio al que ir a comernos unos ramen!!!
Dicho y hecho, cogimos el coche y fuimos a una calle oscura detrás de una estación de tren donde cuando llega la noche se encienden las luces y se abren los yatais (o puestos) a aquellos que quieren comer al aire libre comida sencilla y en su estado más puro. Más conocidos son los yatais de la ribera del río frente a Canal City, pero también más turísticos. Mejor estos que tienen más encanto y en los que no se suelen encontrar turistas.
Así que me armé de valor y jugándome mi salud decidí no ser menos que esa pandilla de gordis con la que me había juntado para viajar. ¡A mí, con retos de comida! No saben con quien se las gastan. ¡Tonkotsu ramen para todos!