Aquellos que hayáis estado o visto alguna vez un jardín japonés seguro que habéis sentido una sensación de naturalidad y de asimetría o de cierto caos al verlo o experimentarlo. Quizá sean esas dos, junto con el hecho de miniturizar paisajes, mundos y a veces hasta el universo entero como ocurre en Ryoanji, que tantas veces ha salido ya en este blog, las características más singulares de estos jardines.
En ellos se representa un paisaje de una forma idealizada pero también muy abstracta. Aquí, igual que comentaba en el post sobre arquitectura japonesa y el concepto de Kochuu, el espacio no es ninguna restricción y se utiliza lo que hay (ya sea más grande o más pequeño) para representar la idea que tienen en mente.
A veces se trata de un simple patio mínimo interior en una casa (つぼにわ-tsuboniwa), donde con piedras, musgo, arena o guijarros se escenifican cascadas, islas, barcos, el mar, la niebla … y en casos totalmente opuestos, se utiliza una gran extensión para componer un jardín que en realidad evita parecerlo. Un jardín que se disfruta paseando por un camino de tierra o piedras planas colocadas para guiarnos y en el que encontraremos plantas, árboles, lagos, puentes que nos llevan a pequeñas islas artificiales, a pequeñas construcciones para tomar el té (茶室ーchashitsu), y el jardín de este camino llamado roji-路地.
Uno de los tipos de jardín japonés más característico es el jardín seco, a veces llamado jardín zen: 枯山水 – karesansui. Este tipo de jardines suele ser pequeño, delimitado por un muro y pensado para que se contemple desde un punto de vista fijo o desde uno de los lados de ese patio.
Lo curioso de estos lugares es que el jardín no está delimitado por esas tres o cuatro paredes, pues los árboles y arbustos que se dejan ver o se intuyen detrás de los muros forman parte del mismo jardín. Todas esas casualidades, medidas y desperfeccionadas para lograr un efecto completo de naturalidad. Para conseguir esa naturalidad, los elementos nunca se colocan siguiendo la simetría con los ejes principales de las construcciones que tienen al lado. No coincidirán con pilares o esquinas principales de lo que tiene a su alrededor.
El mar, se suele representar con las piedras rastrilladas, con grandes piedras se representan islas y cascadas. Con montañas de arena, con arena amontonada y rastrillada en su parte superior se representa la niebla …
Aquí, a diferencia de nuestros jardines occidentales, no se parte de la idea para buscar después los materiales y las plantas. Primero se escogen los materiales, las piedras o la arena etc. y a partir de ahí se construye, se deja a la voluntad de esos materiales para que la idea que se represente parta de ellos y no de un plan preconcebido de la persona.
Sobre todo esto habla el Sakuteiki (作庭記), uno, sino el que más antiguo tratado de jardinería en el mundo. Escrito a mediados-finales del siglo 11, profundiza en las reglas y recomendaciones para construir un jardín ideal en la imperfección y la replica de la naturaleza.